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Definitivamente los juegos tipo soulslike, para mi, siempre han sido un dolor de cabeza, pero no porque los juegos sean malos, pues mi tolerancia es muy poca para siempre estar muriendo a cada rato. Con Wuchang: Fallen Feathers, ha vuelto a ser un nuevo reto y a decir verdad el juego no es tan complicado como suelen ser los ya mencionados soulslike y bueno, esta es mi experiencia jugando un título que llega para sorprender a propios y extraños, desarrollado por el estudio chino Leenzee.


La plaga cambió a Wuchang… y aun así sigue luchando
Explorar Shu en Wuchang: Fallen Feathers no es solo sobrevivir a enemigos brutales, es enfrentarte a ti mismo. Tras varias horas de juego, nos dimos cuenta de que este soulslike no se anda con rodeos: si quieres avanzar, debes aprender, adaptarte y sobre todo… aceptar morir. Mucho. Sí, lo mencioné anteriormente y efectivamente hay que tener esa tolerancia a morir constantemente.

Historia: una memoria difusa entre plumas y sangre
Desde que Wuchang despierta con amnesia y una maldición que la transforma poco a poco, nos encontramos inmersos en un viaje que va más allá del clásico “derrota al mal”. Aquí no hay explicaciones simples. Cada zona, cada objeto y cada combate revela piezas de su pasado. Lo que parecía una narrativa críptica acaba siendo profundamente emocional y espiritual: ¿estamos luchando por salvarnos o por no convertirnos en lo mismo que combatimos?
Jugabilidad: técnica al límite
Al principio cometimos el error de subestimar el a nuestros enemigos. Es fácil olvidarte de ello cuando estás concentrado en sobrevivir, pero una vez que entiendes que esquivar justo en el momento exacto activa habilides únicas, el juego se transforma. Usar bien las habiliades permite lanzar ataques especiales, romper defensas y hasta potenciar el ataques con dos armas equipadas. Eso sí: si no usas el Red Mercury en los santuarios, tu progresión se estanca, así que hazlo constantemente. Lo aprendimos tras una tarde entera sufriendo contraenemigos básicos y varios jefes que parecía que era imposible continuar avanzando (aquí es donde justo mi intolerancia comenzaba a hacerse más y más grande)… hasta que subimos una disciplina clave y todo cambió. El sistema Impetus Repository no es solo para mejorar atributos: modifica tu estilo de juego de forma radical, y eso lo sentimos desde el primer jefe importante. La locura también es un enemigo. Literal. Si juegas agresivo y acumulas demasiada locura, no solo haces más daño… también recibes el doble. Y si mueres en ese estado, prepárate para enfrentarte a tu demonio interior, en un combate inesperado y brutal. Fue uno de los momentos más memorables que tuvimos, y una mecánica que premia al jugador disciplinado.


Consejos a tomar en cuenta
No todos los desafíos vienen de los jefes. Hay zonas oscuras donde si no usas la bamboo lantern, literalmente no ves trampas mortales. Y hablando de trampas… el juego no tiene piedad. Minas invisibles, árboles que atacan, enemigos camuflados… nos pasó más de una vez que morimos solo por avanzar sin cautela. También nos dimos cuenta que llevar equipada la habilidad Temperance es clave en ciertas secciones. Algunos enemigos te lanzan estados alterados que, si no tienes resistencia en tu armadura, te mandan al otro mundo en segundos. Lo mejor es revisar bien las estadísticas antes de entrar a un área nueva. Y para los que se pierdan (como nosotros), un detalle: los mapas no tienen indicador tradicional, pero los desarrolladores incluyeron estructuras visuales como referencia. Si ves un templo con una estatua rota que ya habías pasado, probablemente te estás dando la vuelta.


Un apartado visual que la PS5 corre a la perfección
Shu es un lugar precioso por explorar, incluso cuando está cubierto de plaga. Los paisajes están inspirados en locaciones reales, y se nota. Los paisajes están bien trabajados y para no ser enteramente un juego AAA, me parece que el desarollo que hizo Leenzee para entregarnos lugares y espacios únicos, valen completamente la pena y es que sí, esos escenarios son parte importante en un juego tipo soulslike.

Sonido: acompaña, no interrumpe
La música sabe cuándo hacerse presente. Durante los combates más intensos, sube como un rugido ancestral, y en las zonas de exploración baja el volumen hasta casi desaparecer. Es silenciosa, pero efectiva. Lo que realmente nos impresionó fue el diseño de audio ambiental: enemigos que respiran detrás de paredes, pasos en la niebla, el crujido de las plumas… el horror está en lo que oyes, más que en lo que ves y cabe decir que no es un juego de terror, pero sí hubo momentos tensos que solo he sentido en títulos precisamente como Silent Hill o Resident Evil.
Conclusión
Wuchang: Fallen Feathers no se juega, se sobrevive. Es un título que exige del jugador observación, estrategia y adaptación constante. Pero también recompensa con una experiencia rica, poderosa y culturalmente distinta. Si eres amante del soulslike, aquí encontrarás desafío, narrativa ambiental y combates precisos. Y si buscas una historia que hable de redención, identidad y sacrificio… Shu tiene mucho que contarte. Solo prepárate para morir. Mucho.
Este juego fue reseñado por un código otorgado por el publisher 505 Games y jugado en una consola PlayStation 5.