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Reseña: Diablo II: Resurrected – El Mal Supremo No Descansa

Por: Regina Morales (Chai Latte)

Diablo II: Resurrected – La historia comienza aquí…

Quisiera empezar por contarles que la primera entrega de Diablo fue el juego que me hizo gamer. Nunca se me va a olvidar como jugaba con el sonido apagado, descendiendo por la catedral infestada de demonios hasta enfrentar al mismísimo Rey del Infierno. 

Y, sin embargo, en su momento de salida no tuve oportunidad de jugar Diablo II hasta muchos años más tarde, disfrutando sin duda de su tono oscuro y lúgubre pero padeciendo algunas incomodidades de avanzar por un juego retro simplemente optimizado. Jugué incluso Diablo III por años, esperando por un remake de su segunda entrega para poder al fin completar la experiencia de juego de su trilogía.

Diablo II: Resurrected
Vuelven las hordas del Infierno

Diablo II: Resurrected – Remasterizando un Clásico

Al hablar de un remake, sin más, nos llama la atención la inmensa mejora visual que ha sufrido el juego. Del 2D al 3D, el departamento de arte se basó en las imágenes originales para generar la nueva experiencia que actualiza respetando el material original. Se mantiene la poca visibilidad en los mapas, aunado a la música haciendo una experiencia inmersiva y fascinante.

Este título, inicialmente lanzado solamente para PC, ahora nos permite abordarlo de manera multiplataforma, con los controles pensados para X-box, PlayStation y Nintendo Switch.

Es fácil dejarse llevar por la ambientación, cayendo nuevamente en el formato dungeon crawl donde explorar a conciencia cada recoveco de las locaciones te ofrece enemigos que atacan en hordas, incluyendo algunos con habilidades especiales que pueden ser incluso abrumadores y recibiendo, eso sí, recompensas proporcionales a la dificultad de los enemigos que te permiten ir mejorando a tu personaje y buildearlo acorde a tus preferencias de juego. 

Diablo II
Se aprecia en el árbol de talentos del personaje la estética llena de nostalgia

Diablo II: Resurrected – Fortalezas del Pasado

Algo que hizo Diablo II: Resurrected un éxito tan rotundo son las clases que tienes disponibles para experimentar el juego. Son cinco que forman parte del juego original y otras 2 que servían de apoyo para ampliar el contenido ofrecido por la expansión. Al inicio de cada partida puedes elegir entre Amazona, Bárbaro, Nigromante, Paladín y Arcanista, sumándose más adelante Druida y Asesina. Cada uno de ellos tiene habilidades únicas, armas singulares que no pueden ser utilizadas por ninguna otra clase y un árbol de habilidades independiente que refresca la experiencia del juego y te permite aventurarte más de una vez a través de Santuario con gusto. 

Este proyecto, abordado con mucho amor al material original, nos completa y aumenta la experiencia con mejoras para la calidad de juego. Detalles como el looteo automático, nos permiten revivir la experiencia de enfrentar al mal supremo de una manera mucho más fluida y disfrutable.

Diablo II: Resurrected
Las siete clases disponibles para que elijas el que mejor se adapta a tu estilo de juego

Atraviesa Épicas Misiones

Desde que despiertas nuevamente en el mundo de Santuario, la experiencia de juego es tan nostálgica como podría ser volver a casa. Es como estar de vuelta en el 2000 cuando Blizzard North nos entregó Diablo II por primera vez. La acción empieza rápido, recibiendo tus gestas de los NPC en el campamento avanzando a través de hordas de demonios para rescatar a Deckard Cain. Cain, un rostro familiar para quienes jugamos la primera entrega, sirve como hilo conector entre ambas partes, aportando continuidad.

Las misiones nos permiten explorar a nuestras anchas el mapa, disponible siempre para navegar con más facilidad, avanzando después a la icónica tumba de Tal Rasha, dónde al final del acto 2 nos espera Andariel un jefe que sin duda nos presenta un reto. 

Hacia el acto 3, tenemos a Mephisto, quien contamina al Alto Consejo de Zakarum y que abre un portal al infierno junto con Baal y el Merodeador Oscuro. Es ahí cuando el Errante toma la forma de Diablo y es el boss final a quien derrotar para evitar la destrucción del mundo.

Diablo II: Resurrected
Los feroces combates contra hordas de enemigos

Expansión y Easter Egg

Es importante también tener en cuenta que este Remaster incluye la expansión Lord of Destruction que nos ofrece un último y quinto acto para completar la experiencia del juego. De igual manera tenemos un Easter Egg que en lo personal es de lo que recuerdo con más cariño de esta entrega. No les puedo decir cual es, pero lo que sí les puedo asegurar es que no existe tal cosa como el nivel de las vacas. Si les interesa revelar este secreto, hay que desbloquear el Cubo Horádrico y terminar los cuatro actos del juego original. Una vez de vuelta en Tristram, no olviden recoger la Pata de Wirt, que les servirá como llave para entrar al nivel secreto.

Para mi es difícil encontrarle defectos a un juego que en su momento redefinió el género, pero como todo hay que tomar en cuenta que se construyó sobre el código original.

Al ser un remaster, no ofrece ninguna novedad en cuanto a la historia, aunque era de esperarse. Hay restricciones en el inventario, que es pequeño aunque haya compartido.

Otra situación que podría ser un pero es que puede no ser comprendido por las nuevas generaciones. Sin embargo, mi recomendación sería que le dieran una oportunidad, para comprender el porque cambió tantas vidas y es considerado uno de los mejores juegos de su época. 

Es tan irritante, retador y aterrador como lo fue hace años. Sin duda Blizzard lo hizo de nuevo y yo estoy entusiasmada y anticipando aprovechar el juego al máximo, dando al menos una pasada a la historia con cada clase, para disfrutar todo su potencial.

Diablo II: Resurrected – CONCLUSIÓN

Diablo II marcó un antes y después a su lanzamiento en el año 2000 y lo recibimos hoy como un viejo amigo. Puede que no genere tanto interés en el público joven que no le interesa su relevancia, pero sin duda es un clásico moderno. Lo recomiendo como un viaje al pasado donde reencuentras a un viejo amigo.

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