NVIDIA acaba de anunciar una inversión de $5,000 millones de dólares para adquirir una participación del 4% en Intel, el histórico fabricante de procesadores. Y aunque no hay acuerdo de fabricación firmado aún, ambas compañías ya están trabajando juntas para desarrollar chips personalizados para centros de datos y PCs. ¿El objetivo? Crear una nueva generación de procesadores que combinen lo mejor de ambos mundos: la potencia gráfica de NVIDIA y la arquitectura x86 de Intel.
Este movimiento llega justo después de que el gobierno de EE.UU. también invirtiera en Intel, adquiriendo el 9.9% de la compañía por $8,900 millones. Todo esto forma parte de una estrategia para fortalecer la industria de semiconductores en territorio estadounidense y reducir la dependencia de Asia.

¿Qué implica esta inversión?
Aunque NVIDIA no ha firmado un acuerdo de fabricación con Intel, sí planea diseñar procesadores personalizados que se integren con sus GPU de inteligencia artificial. La idea es que los chips de ambas compañías se comuniquen de forma más rápida y eficiente, gracias a tecnologías como NVLink, lo que podría revolucionar el rendimiento en centros de datos y servidores.
Además, Intel fabricará chips para el mercado de PC que integren las GPU RTX de NVIDIA, lo que podría ser una bomba para gamers, creadores de contenido y hasta mineros de criptomonedas.
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¿Qué significa este movimiento para la industria?
Esta colaboración marca un cambio radical en la industria. Durante años, las CPU eran el “peaje” para conectar las GPU a los sistemas. Ahora, NVIDIA está transformando esa dinámica: las CPU se convierten en extensiones de sus aceleradores, lo que podría consolidar su dominio en la nueva economía digital.
Según analistas, esta jugada es una victoria para Intel, que ha enfrentado años difíciles, pero podría ser aún más beneficiosa para NVIDIA a largo plazo. Las acciones de Intel subieron un 25% tras el anuncio, mientras que las de NVIDIA ganaron un 2%.

¿Qué significa para el ecosistema?
Esta alianza podría acelerar el desarrollo de hardware para IA generativa, videojuegos, simulaciones científicas y más. También fortalece la estrategia industrial de EE.UU., que busca impulsar la manufactura local de semiconductores a través de la Ley CHIPS.
Para los usuarios, esto se traduce en:
- Chips más potentes y eficientes
- Menores tiempos de espera en lanzamientos
- Mayor estabilidad en la cadena de suministro
- Nuevas arquitecturas híbridas CPU-GPU
En resumen: más innovación, menos dependencia y una nueva era de colaboración entre gigantes.
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