¿A cuántos de los que están leyendo este artículo les gustaría tener un poquito más de tiempo para sí mismos, para sus aficiones, para sus familias y amigos? El tiempo es uno de los bienes más escasos de nuestra época; una era espídica, llena de cosas que atender y de maneras de mantenernos ocupados. Todos tenemos claro dónde se nos va gran parte de nuestro tiempo en el día a día: trabajo, cuidado de familiares, tareas del hogar, trámites administrativos… tareas inevitables que absorben gran parte de nuestra energía y de nuestras horas. Pero ¿qué hay de las pequeñas gestiones que, de vez en cuando, nos vemos obligados a acometer y que nos roban tan solo unos pocos minutos cada vez? En esas no solemos fijarnos tanto porque creemos que la cantidad de tiempo que le dedicamos es insignificante. ¿Lo es realmente? Acumuladas en el tiempo, estas actividades aparentemente insustanciales pueden hacernos desperdiciar horas enteras al año. Una de ellas, como probablemente ya habrás deducido por el título, tiene que ver con esa pregunta de tres palabras con la que, inevitablemente, estamos tan familiarizados: ¿Olvidaste tu contraseña?
Y es que, señoras y señores, al final, de hacerlo una vez por aquí en la app de nuestro banco, otra vez por allá en nuestras redes sociales, y otras tantas en nuestro trabajo, en nuestras compras en línea o en tanto otros servicios digitales que utilizamos, pasamos mucho más tiempo del que podríamos imaginar cambiando nuestras contraseñas. Hagan un cálculo mental aproximado por ustedes mismos: piensen en cuántas veces a lo largo de su vida han tenido que cambiar alguna de sus contraseñas, y luego tengan en cuenta que según un estudio publicado por ExpressVPN se ha llegado a la conclusión de que cada vez que llevamos a cabo esta acción demoramos entre 3 minutos y medio y 4 minutos. Suma un buen rato, ¿verdad?
No nos entiendan mal, cambiar las contraseñas no es algo negativo. En muchas ocasiones, de hecho, al contrario. Puede ser que cambiemos tanto nuestras contraseñas porque seamos algo despistados, pero también puede ser porque seamos responsables. Por ejemplo, contar con muchas contraseñas diferentes puede complicar la tarea de recordar algunas de ellas, pero es mucho más recomendable que tener una o un par de contraseñas para todos nuestros servicios digitales. También es más sencillo utilizar contraseñas sencillas y previsibles, pero esas nos hacen mucho más vulnerables a usurpaciones de identidad y robos de datos. Por otro lado, los sistemas de inicio de sesión biométricos pueden ser un apoyo y una capa de seguridad adicional, pero utilizarlos de continuo también puede hacernos olvidarnos de nuestras claves más a menudo por tener que introducirlas menos frecuentemente. En cualquiera de los casos, hay que recordar que las contraseñas y las claves de nuestros servicios digitales son una parte esencial de la seguridad online, y hay que tener muy presente su buena administración.
En este sentido, hay dos principios básicos que destacan por encima del resto a la hora de establecer buenas contraseñas: deben ser largas (no menos de 17 caracteres), y diversas (es decir, diferentes en cada cuenta que tengamos). El problema, por supuesto: que debemos ser capaces de recordarlas. Y ahí es donde entran los gestores de contraseñas, unas herramientas cada vez más utilizadas para tener administradas nuestras contraseñas de forma sencilla, cómoda y segura. Se trata, según los expertos, de la forma más adecuada de almacenar y recordar contraseñas; ¡de hecho, utilizando estos servicios la gran mayoría de las veces ni siquiera habrá que recordarlas ya que el propio gestor se encargará de rellenar previamente esos datos en cada inicio de sesión al que accedemos! La pregunta utilizando estos gestores entonces pasaría a ser la siguiente: ¿en qué utilizaré todos esos bloques de 4 minutos sueltos que tendré ahora a mi disposición gracias a gestionar mis contraseñas de forma más eficiente? Si nos pasa que cambiamos alguna contraseña un par de veces al mes eso es más de 1 hora y media libre. ¡Y una hora y media acá y otra hora y media allá a lo largo de los años son unas cuantas horas!
