OpenAI acaba de anunciar una actualización que podría cambiar por completo la forma en que las familias interactúan con la inteligencia artificial. A partir de este mes, ChatGPT incorporará controles parentales, pensados para ofrecer una experiencia más segura, supervisada y emocionalmente responsable para adolescentes a partir de los 13 años.

La idea no es limitar el uso de la IA, sino darle estructura y contexto, especialmente en momentos donde los jóvenes usan el chatbot como si fuera un amigo, confidente o incluso terapeuta. Este movimiento responde a una necesidad urgente: crear entornos digitales donde la IA no solo sea útil, sino también consciente del impacto emocional que puede tener.
¿Qué incluyen los nuevos controles?
Los padres podrán vincular sus cuentas con las de sus hijos, establecer restricciones de funciones y recibir alertas en tiempo real si el sistema detecta mensajes que podrían indicar angustia emocional, depresión o crisis. No se trata de vigilancia total, sino de una supervisión inteligente que se activa cuando realmente importa.
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Además, los chats sensibles serán redirigidos a modelos especializados, entrenados para responder con mayor cautela y empatía. Estos modelos están diseñados para reconocer señales de alerta y evitar respuestas que puedan agravar una situación emocional delicada.
IA emocionalmente segura
OpenAI no está improvisando. Para desarrollar esta nueva capa de seguridad, la compañía creó el Expert Council on Well-Being and AI y el Global Physician Network, que reúne a más de 250 profesionales en salud mental, adolescencia y uso de sustancias. Estos expertos ayudan a definir cómo detectar señales de riesgo, cómo responder y cuándo escalar la situación a una intervención humana.
Este enfoque marca un cambio importante: la IA ya no solo reacciona, ahora actúa de forma preventiva. Y aunque pueda parecer invasivo en algunos casos, el objetivo es claro: evitar que una conversación digital se convierta en una crisis real.

¿Por qué es relevante?
Porque los adolescentes ya están usando ChatGPT, y muchas veces lo hacen en momentos de vulnerabilidad. Esta actualización reconoce esa realidad y propone una solución que combina tecnología con responsabilidad. Los padres ya no solo deben preocuparse por el contenido que sus hijos consumen, sino también por con quién interactúan. Y cuando ese “alguien” es una IA que simula empatía, el reto se vuelve más complejo.
Con estos nuevos controles, OpenAI busca ofrecer una herramienta que no solo sea útil, sino también segura, transparente y supervisable. Es una respuesta directa a los casos recientes donde el uso de chatbots sin filtros ha generado controversia, y una apuesta por una IA que se adapta a las necesidades reales de las familias.
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