¿Te imaginas vivir con miedo? A eso no se le puede llamar vivir, sino sobrevivir, en un país como México donde la violencia azota con mayor intensidad cada vez, vivir sin miedo se ha vuelto un privilegio. “Ahora que estamos juntas” es un documental de la directora Patricia Balderas Castro, donde nos muestra la experiencia de un grupo de mujeres ante el acoso y el abuso sexual callejero. Esta obra que retrata la violencia sufrida por las mujeres en México, fue presentada en el Festival Internacional de Cine de Morelia.
Con una nutrida asistencia e interés del público se presentó en el marco de las actividades del FICM, Ahora que estamos juntas, la ópera prima de Patricia Balderas Castro, que explora la experiencia de un grupo de mujeres ante el acoso y el abuso sexual callejero. Con la introducción de Chloë Roddick, programadora del festival y acompañada por la directora de …Esperanza, Mayra Veliz, las ponentes platicaron brevemente sobre la importancia de seguir viendo y produciendo historias contadas desde el punto de vista de las mujeres, y por supuesto, la importancia de seguir haciéndolo a través desde el cine.
“Pareciera ser que sabemos qué es el acoso sexual callejero, lo cierto es que pocas veces logramos verlo en nuestras propias vidas y muchas otras no sabemos cómo reaccionar o qué podemos hacer para contrarrestarlo, por ello, esta película abre el diálogo sobre esas vivencias violentas que normalizamos o que no hablamos, nos ayuda a ver cómo impactan en nuestras vidas, nos enseña cómo podemos enfrentarlas y nos impulsa a acercarnos a otras mujeres para transformar nuestra realidad, resignificando la furia y defendiendo la alegría.”
Patricia Balderas
Te recomendamos: Netflix: la historia de muchas voces nos llevan a hacer “Ruido”
¿De qué trata?
A partir del encuentro inesperado con un grupo de mujeres que busca habitar sin miedo las calles de la ciudad, Patricia inicia un viaje íntimo y colectivo para entender las violencias que ha vivido.
La directora también menciona que Ahora que estamos juntas, cuenta su historia y la de su madre, la historia de muchas mujeres. Pone sobre la mesa la vergüenza y la culpa que sentimos cuando no nos defendemos o cuando nos damos cuenta que hemos juzgado a otras mujeres por no actuar ante el acoso y el abuso sexual callejero. Desde un retrato íntimo que entreteje la vida personal y la vida colectiva, reconoce nuestra propia capacidad y la de otras mujeres para actuar ante estas violencias, habla de la necesidad de entender que el problema no somos nosotras, sino un sistema que nos oprime y nos silencia de diversas formas.