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Durante el Intel Tech Tour en Arizona tuvimos la oportunidad de entrar al corazón de la operación tecnológica más ambiciosa de la compañía: Fab 52, una planta que redefine lo que significa fabricar procesadores de próxima generación.
Desde máquinas gigantes hasta túneles de acero y kilómetros de tuberías, presenciamos en persona el meticuloso proceso de creación de los chips que impulsarán los dispositivos del futuro.
Esta instalación es clave para el nuevo salto tecnológico de Intel: aquí se fabricarán los procesadores Panther Lake (destinados a computadoras portátiles) y Clearwater Forest (para centros de datos), ambos bajo el nodo 18A, la tecnología de manufactura más avanzada en la historia de la compañía.

Un vistazo exclusivo entre reglas, trajes y tecnología
Antes de entrar, descubrimos que visitar una fábrica de chips no es cualquier cosa.
Para proteger la integridad del ambiente de producción, conocido como cleanroom, , Intel impone una serie de reglas estrictas: nada de maquillaje, perfumes, aerosoles ni productos para el cabello. Tampoco se recomienda el uso de ropa gruesa ni zapatos abiertos.
Cada visitante debe portar una identificación especial y, sobre todo, colocarse el icónico “bunny suit”: un traje blanco que cubre de pies a cabeza y evita que partículas externas entren al ambiente controlado.
Una vez dentro, comprendimos por qué tanto cuidado: basta una partícula de polvo invisible para arruinar por completo un chip en proceso.

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Arizona, el epicentro del silicio
La historia de Intel en Arizona comenzó en 1979, y desde entonces la compañía ha invertido más de 50 mil millones de dólares en el estado. Hoy, su presencia no solo genera miles de empleos, sino que ha convertido a Arizona en un centro global para la manufactura de semiconductores.
El campus de Intel en Chandler, que abarca más de 2.6 kilómetros cuadrados, fue construido sobre una antigua granja de 283 hectáreas. Este complejo industrial se ha convertido en una joya del llamado Price Road Corridor, una de las zonas de desarrollo tecnológico más importantes de Sun Valley.
Aquí nacieron fábricas históricas como Fab 12, Fab 22 y Fab 32, y en años recientes se sumaron Fab 42 y por supuesto Fab 52, impulsadas por nuevas inversiones que superan los 32 mil millones de dólares.

Fab 52: una obra de ingeniería colosal
Construida desde finales de 2021, Fab 52 es mucho más que una planta: es una proeza de ingeniería moderna.
Para erigirla, se excavaron más de un millón de metros cúbicos de tierra y roca, se vertieron 600 mil metros cúbicos de concreto y se utilizaron 75 mil toneladas de acero de refuerzo, más del doble de lo que se usó en el Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo.
El resultado es una instalación que simboliza el compromiso de Intel con la innovación. Con más de 35 mil toneladas de acero estructural, el equivalente a cinco Torres Eiffel, Fab 52 está diseñada para producir chips con precisión atómica. Dentro de sus muros, más de 9 millones de metros de tuberías y cableado sostienen un ecosistema ultrapuro donde una sola partícula puede significar un error millonario.

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Sustentabilidad e innovación: agua, el recurso más valioso
Más allá del poder industrial, uno de los aspectos más destacados de Fab 52 es su enfoque en la sustentabilidad. Intel, junto con la Ciudad de Chandler, desarrolló una instalación de 4.8 hectáreas dedicada al tratamiento y reciclaje de agua, capaz de procesar más de 34 millones de litros diarios.
El sistema permite reutilizar el agua dentro del campus, lo que ha convertido a Intel en una compañía “water positive” en Arizona. Solo en 2023, logró restaurar más de 4.1 mil millones de litros de agua a los ecosistemas locales, un logro especialmente relevante en una región desértica donde el agua es un bien escaso.
Un vistazo al futuro
Visitar Fab 52 durante el Intel Tech Tour fue como asomarse al futuro del cómputo.
Desde las salas limpias donde nacen los chips Panther Lake y Clearwater Forest, hasta los sistemas automatizados que transportan las obleas a través de una cantidad impresionante de rieles ubicados en el techo. Cada rincón refleja innovación y una visión que apunta a algo grande, algo que no tiene cualquier compañía.
Con el nodo Intel 18A, la compañía busca no solo fabricar procesadores más potentes, sino también redefinir la forma en que se fabrican los chips, combinando precisión nanométrica, inteligencia artificial y procesos sostenibles que marcarán la pauta para toda la industria.
Fab 52 no es solo una fábrica: es un símbolo del futuro de la manufactura tecnológica. Lo que vimos en Arizona fue una combinación perfecta de ingeniería, sustentabilidad y visión estratégica.
