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Tras completar la campaña principal de Assassin’s Creed Shadows, nos embarcamos en Claws of Awaji (gracias a Ubisoft Latam por el código para reseña), una expansión que, si bien no revoluciona la fórmula, sí refuerza lo que ya funcionaba con una ejecución sólida y momentos de tensión bien logrados.
La historia arranca justo donde dejamos a Naoe y Yasuke: ella sigue tras el rastro de su madre, Tsuyu, mientras él continúa su cruzada contra la orden templaria. Esta continuidad narrativa hace que el DLC se sienta más como un epílogo extendido que como una aventura completamente nueva. Sin embargo, Ubisoft Bordeaux logra darle identidad propia al introducir la isla de Awaji, un entorno compacto pero densamente diseñado, que se convierte en el verdadero protagonista de esta expansión.

Assassin’s Creed Shadows: Claws of Awaji – Un escenario propio: la isla de Awaji
Awaji no solo es visualmente atractivo, sino que está cargado de actividades, enemigos y secretos. Su geografía cerrada obliga a los jugadores a orientarse por puntos de referencia naturales, lo que refuerza la inmersión y evita la dependencia del mapa. Desde el primer momento, el jugador se siente como un intruso en tierra hostil: los NPCs pueden emboscarte en cualquier momento, y la sensación de paranoia se intensifica con la presencia de espías y un régimen militar opresivo.

Uno de los aciertos más notables es la incorporación del Bo, un bastón largo que se suma al arsenal de Naoe. Este arma no solo amplía sus posibilidades de combate, sino que le permite enfrentar grupos numerosos con una fluidez que antes solo Yasuke podía manejar. El Bo se convierte en una herramienta de control de masas, con ataques veloces y versátiles que transforman la dinámica de enfrentamientos sin sacrificar el sigilo característico de Naoe.

Assassin’s Creed Shadows: Claws of Awaji – Atmósfera y tensión en cada rincón
La atmósfera también juega un papel clave. Los bosques de Awaji están diseñados para inquietar: esculturas ocultas, efectos climáticos dinámicos y una iluminación que juega con la pareidolia generan una tensión constante. Cada paso puede ser una trampa, y cada sombra, una amenaza. Esta ambientación logra que incluso los momentos de exploración se sientan cargados de peligro.


Un DLC sólido, sin pretensiones exageradas
Aunque algunos jugadores podrían ver Claws of Awaji como una extensión directa del juego base, lo cierto es que ofrece suficientes elementos nuevos para justificar su existencia. No es una expansión que busque sorprender, sino reforzar. Y en ese sentido, cumple con creces. Las nuevas mecánicas de combate, los jefes con diseño teatral y la reactividad del mundo hacen que valga la pena regresar a las sombras.

