El gobierno mexicano anunció un incremento drástico en los aranceles para automóviles provenientes de países sin acuerdos comerciales, con especial énfasis en China. La medida eleva el impuesto hasta el 50%, el límite máximo autorizado por la Organización Mundial de Comercio (OMC), como parte de una estrategia para proteger la industria automotriz nacional frente a precios de importación considerados desleales.

¿La razón? Según Marcelo Ebrard, secretario de Economía, los autos ligeros chinos están llegando al país “por debajo del precio de inventario”, lo que pone en desventaja a la industria automotriz nacional. Y no es un sector menor: representa el 23% de toda la manufactura mexicana.
¿Qué implica este aumento?
Hasta ahora, los aranceles para importar autos estaban entre el 15% y el 20%. Con esta nueva medida, se disparan hasta el 50%. Las autopartes también se ven afectadas: pasarán de un rango de 0–35% a uno de 10–50%. El objetivo es claro: frenar la entrada de productos con precios “irrisorios” y proteger más de 325,000 empleos en sectores clave como el automotriz, textil, calzado y siderúrgico.
Ebrard explicó que cuando un solo producto llega por debajo del precio de referencia, se puede aplicar una investigación antidumping. Pero cuando son muchos, como en este caso, se modifica el arancel general para evitar que la industria nacional se hunda.
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¿Y qué otros sectores están en la jugada?
Además de los autos y autopartes, el gobierno mexicano aplicará el arancel máximo permitido por la OMC a 1,463 fracciones arancelarias que abarcan 17 sectores estratégicos. Entre ellos:
- Vestido: de 10–35% a 35–50%
- Electrodomésticos: de 0–35% a 35%
- Juguetes: de 0–15% a 35%
- Textiles: de 0–35% a 10–50%
- Muebles, calzado, marroquinería, papel y cartón: todos suben a rangos entre 35% y 50%
- Motocicletas, aluminio, vidrio, cosméticos y remolques también entran en la lista
¿A quién afecta?
Principalmente a países sin tratados comerciales con México, como China, India, Indonesia, Rusia, Turquía y Corea del Sur. La medida busca sustituir importaciones asiáticas por producción nacional, mejorar la balanza comercial y evitar presiones inflacionarias. Según la Secretaría de Economía, esta estrategia forma parte del Plan México y se presenta como una iniciativa de ley ante el Congreso.

¿Y ahora qué?
La industria automotriz mexicana podría respirar un poco más tranquila, pero los consumidores podrían ver un aumento en los precios de autos importados. También se abre la puerta a una mayor producción local, lo que podría beneficiar a estados como Nuevo León, Jalisco, Querétaro y CDMX, donde se concentran los grandes centros manufactureros.
En resumen: México está apostando por proteger lo suyo, y los autos chinos son el primer objetivo. ¿Será suficiente para fortalecer la industria nacional? Lo veremos en los próximos meses.
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