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El pueblo mexicano tiene su propia opinión sobre cómo debería ser su país y la sociedad de la que forma parte. Si bien es cierto que es un tema complejo en el que intervienen un buen número de actores y entornos (político, económico, religioso, cultural…), no se trata de azar, como por ejemplo los juegos de tragamonedas, sino de planteamientos razonados que solo se pueden hacer realidad con un cambio de paradigma en la forma de ser y pensar característico del pueblo mexicano.
La sociedad actual en México
La percepción generalizada que tienen los mexicanos de sí mismos se sustenta en el desequilibrio económico, son conscientes de la sociedad desigual que habita el país, donde una minoría, una élite reducida y cerrada que goza de un nivel adquisitivo muy superior, lejos de la mayoría social.
Así mismo, reconocen que el grueso de la población se mueve en los estadios más básicos y profundos de la economía, sin tener muy claro que hay en medio de entre ambas clases sociales.
Existe un claro reparto desigual de la riqueza, donde el que nace pobre o con pocos medios, pasará toda su vida en este mismo estado por mucho que se esfuerce. Del mismo modo, el que es rico de nacimiento, una muy pequeña élite de privilegiados, se mantendrá de este modo, aunque cometa las más grandes torpezas.
La mayoría de los ciudadanos estaría de acuerdo con esta definición de la ciudadanía actual, sin embargo, no son tan coincidentes en cuanto a proyectar un futuro para todos.
La sociedad que desean los mexicanos
Efectivamente, existe una disparidad de opiniones y deseos en cuanto a cómo quieren que sea en el futuro el pueblo de México. La discusión se centra fundamentalmente en tres modelos diferentes de sociedad a la que aspirarían para sus descendientes.
Para un menor grupo de ciudadanos, aproximadamente el 18% quiere que su país represente la clásica pirámide social, en la que la base la ocuparían los menos privilegiados y arriba los más favorecidos económicamente, aunque con alguna acotación, que su base no fuera tan amplia, que no hubiera tanta diferencia entre el pie de la pirámide y su cabeza.
Otro 27% de la población prefiere que el futuro de su nación en lo referente a la economía y clases sociales representase una figura de pirámide invertida, que la mayoría de la población ocupara los escalafones finales, los que poseen mayores riquezas, y existiera una minoría de desposeídos abajo del todo.
Por último, la mayoría de la ciudadanía, el 31% preferiría un sistema social que equilibrara las clases sociales, reduciendo al máximo exponente el desequilibrio en el reparto de la riqueza. La figura en este caso estaría representada por un doble cono, donde la mayoría de la población ocuparía los estadios centrales.
La realidad
Según los estudios sociales y la perspectiva global, la tendencia seguirá siendo la acumulación de riqueza por parte de unos pocos y una mayoría cada vez mayor de gente empobrecida. Aunque la sociedad mexicana desee desde siempre que la política luche por la justicia social, el sistema capitalista no facilita este cambio. Los mexicanos son cada vez más conscientes de este hecho y de que la estructura de la sociedad misma no hay que medirla únicamente por el reparto del dinero, sino también, por las fórmulas utilizadas para la distribución de la propiedad, el consumo, el trabajo, el poder político y judicial así como el acceso a los servicios públicos.
